De 2010 en adelante se afianza, en Miami, una inmigración latina cuya característica principal es su condición emprendedora. En ese contexto nace La Otra Miami, un programa dedicado a las historias de inmigración y emprendimiento latino.
El informe de 2021 de LBAN / SLEI –Latino Business Action Network y State of Latino Entrepreneurship Initiative– fue contundente y revelador: frente a la crisis del COVID-19, la cantidad de startups (tecnológicas o no) lideradas por latinos, que desaparecieron, fue comparativamente menor a la cifra registrada por las pequeñas empresas lideradas por ‘blancos’ -SIC.
Cuando supe de ese documento yo me dedicaba exclusivamente a la invetigación y divulgación de la innovación tecnológica. El escenario que advertía, en Estados Unidos, mostraba una comunidad latina en constante aumento; y a las tradicionales historias de inmigración se le sumaba un factor novedoso, a saber, que la revolución tecnológica se convertía en vehículo de inmigración. Los jóvenes talentosos y creativos de América Latina emigraban buscando aquí circunstancias favorables para desarrollar sus proyectos.

A eso se sumaba que los VC’s -Fondos de Inversión, Capitales de riesgo- no confiaban en proyectos liderados por latinos de la misma forma que lo hacían apostando cuando se trataba de emprendimientos creados por nativos americanos. Peor: las y los founders -que, incluso, en ocasiones se destacaban en Stanford, Harvard y el MIT- me contaban anécdotas de discriminación sufrida en situaciones cotidianas.
Y sin embargo, cuando el lockdown se hizo sentir, los latinos no retrocedían fácilmente. Tenían el cuero curtido por las crisis económicas de nuestros países, así que buscaban alternativas con coraje y creatividad. Les pedían paciencia a los acreedores, con la experiencia de haber visto la película de la deuda muchas veces. Además, no les resultaba sencillo dejar gente sin empleo. Sentían muy fuerte esa responsabilidad.
Plasmé decenas de esas historias en el periódico Perfil, de Argentina, bajo el título Retratos Digitales.
Asimismo, observé que un efecto secundario de la crisis sanitaria era la elección de Miami como nuevo centro de establecimiento de oficinas y empresas tecnológicas, frente al aumento del costo de vida y las mayores restricciones que imponían las autoridades en California -Silicon Valley, en San Francisco, es la meca de todo desarrollador de tecnología.
En estas condiciones emigré. Vine a Miami con mi esposa y mi hija para seguir de cerca ese entrelazamiento, en el que inmigración y emprendimiento alimentaban algo nuevo, sorprendente. Me resultaba un orgullo destacar el trabajo y la historia de vida de chicos y chicas que con capacidad y sacrificio se abrían paso en condiciones que al principio podían resultar desfavorables y hostiles.
Luego de casi 3 años viviendo en Miami, e insertos en un núcleo lleno de emprendedores -como mi esposa y yo, de hecho- conversé con Juan Cosentino, Director de Conéctate Radio, para analizar si era el momento de proponer un programa que profesionalizara la comunicación de las pequeñas empresas. Así nació La Otra Miami.
Nuestra primera invitada, Karina Heredia, simboliza el espíritu de este proyecto. No sólo desarrolló su marca de joyas y accesorios artesnales, KH Jewelry, sino que, además, fundó Miami Trunk Show, una feria de emprendedores donde le da oportunidad a sus pares de que muestren lo que hacen.
En la entrevista, Karina destacó «es muy importante no hacer las cosas solos (…) Miami Trunk Show lo hice para ayudarnos entre los emprendedores».
Brindo por ese espíritu de colaboración. Lejos de la ostentación y el cliché turístico, La Otra Miami crece a fuerza de emprendimiento y solidaridad entre quienes saben salir adelante sin cambiar su esencia.
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